México, en crecimiento ante la amenaza de terminación del TLCAN

México, en crecimiento ante la amenaza de terminación del TLCAN

Cada que existe una amenaza para terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ha resentido en la paridad peso-dólar en los últimos dos años, en enero de 2017 el precio llegó a $22.00 mxn por dólar y, de acuerdo con analistas especializados, en caso de un supuesto de terminación del TLCAN podría llegar a los $25.00 mxn por dólar, dichos datos resaltan considerando que hace 3 años la paridad peso-dólar se encontraba en  $14.88 mxn.

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Es importante mencionar que cada que el dólar equivale a más pesos mexicanos, para el consumidor norteamericano es mucho más barato adquirir nuestros productos. En el sector agrícola existen varios ejemplos como el aguacate, el tomate, pimiento, fresa, e incluso, productos procesados como el mezcal o el tequila; que han incrementado su nivel de demanda en el exterior en los últimos dos años y se ubican como productos superavitarios con nuestros vecinos de Norteamérica, destacando algo muy importante para nuestro país, la integración de sus costos productivos son en su mayoría en pesos, impactando directamente en la generación de empleos y en el ingreso de divisas para el país.

Es conveniente destacar que el balance de las exportaciones del sector primario se ha mantenido superavitario en los últimos años, en 2016 con $2,708 millones de dólares y a noviembre de 2017 con $4,774 millones de dólares, colocándose como un generador importante de divisas para el país.

Por consiguiente, al presentarse niveles elevados en la paridad peso-dólar se tiene un impacto favorable en los sectores altamente exportadores. En el mundo existen países que mantienen una política subrepticia de restricción elevada en sus monedas con respecto al dólar para favorecer sus exportaciones, pero en México el efecto mencionado no es una manipulación gubernamental de las divisas, es un resultado directo de mercado descontado anticipadamente por las amenazas de acabar con el libre comercio en el bloque de América del Norte y que “podrían” causar la desaceleración en las exportaciones mexicanas.

Durante los últimos 20 años a partir de la firma del TLCAN, la inversión en la infraestructura y en los bienes de capital del sector agrícola en México se han fortalecido y en algunas cadenas productivas agrícolas se ha consolidado, como es el caso de la agricultura protegida o la producción de tequila y mezcal, por citar algunos.

Falta muchísimo por hacer en el campo mexicano y faltarán décadas para acabar con su rezago, pero la modernización que inició a la par del TLC de América del Norte ha puesto a México con un nivel de competencia muy por encima de países de todo el mundo y su fortaleza ya no únicamente proviene de su situación geográfica y cercanía con la mayor economía del planeta, sino por el aumento en su capacidad productiva, ocasionando también que México ya no dependa exclusivamente de los ingresos petroleros como hace 25 años.

En otros sectores productivos, como el de manufacturas o el turismo, está ocurriendo el mismo efecto, ya que también en éstos se han roto cifras históricas con superávit en la balanza comercial a favor de México en 2017. Por lo tanto, no debemos estar preocupados por la terminación del TLCAN y ocuparnos en encontrar la forma de modernizar dicho tratado, buscando las mejores alternativas para las tres naciones que conforman dicho bloque económico.

México, en crecimiento ante la amenaza de terminación del TLCAN

Hay que recordar que Canadá, aunque tiene una economía del tamaño de la de México con respecto a su PIB, resalta que su ingreso per cápita es superior en casi 5 veces al de México, lo cual lo coloca también como un consumidor muy importante dentro del bloque.

Insistiendo en el supuesto de que el TLCAN se terminara y que de la noche a la mañana tuviéramos un dólar en el nivel de los $25 pesos (lo cual podría parecer un panorama sombrío para nuestro país), siendo realistas, impulsaría a los sectores exportadores como ya lo hemos comentado y reiterado anteriormente, por lo que debemos seguir enfocando nuestros esfuerzos en seguir desarrollando y fortaleciendo nuestras cadenas productivas, con el objeto de seguir impulsando nuestra ahora vocación exportadora.

A diferencia de otros años en los que hubo devaluaciones drásticas como en diciembre de 1994, en las que como aprendiz de banquero que fui, observé que no se tenía una base productiva enfocada a la generación de divisas como ahora y que las devaluaciones de aquellos años se debieron entre otras cosas a saldos negativos importantes en cuenta corriente, al haber contratado deudas en dólares teniendo ingresos en pesos y a que las exportaciones se concentraban en su mayoría en la venta de petróleo, manteniendo un elevado nivel de importaciones de bienes de consumo; hoy en día el entorno ha cambiado favorablemente y los efectos en las variaciones de nuestra moneda con respecto al dólar tal parece que en ocasiones se presentan por especulaciones cambiarias, justificadas en posibles apreciaciones de largo plazo y no en las cifras económicas positivas que pueden mantenerse estables y sostenibles aún sin el TLCAN.

Como pequeño productor agrícola destinando mis productos al mercado interno, sí recibo los beneficios del mercado exportador, ya que la demanda de nuestros productos en el exterior y las fuerzas de mercado causan un efecto inmediato en el mercado en nuestro país, ya que la oferta dirigida al exterior ocasionen una disminución en la oferta existente en el mercado interno y por consiguiente causan un incremento en los precios a nivel doméstico.

Podemos mencionar algunos ejemplos, como el kg. de agave tequilero que pasó de $7 pesos a $21 pesos de marzo de 2016 a diciembre de 2017 o el agave mezcalero que tuvo incrementos similares en dicho periodo (Fuente: Comité Sistema Producto Nacional).

En otros productos que también se exportan, como el aguacate, que a nivel nacional ha tenido un impacto en el incremento del precio promedio anual en los periodos 2016-17 del 40%, y para el mismo periodo el tomate rojo de 13%, la papaya el 40%, y el limón el 38%. (Fuente: Sniim).

México, en crecimiento ante la amenaza de terminación del TLCAN

En los últimos dos años he viajado a California y a la costa este de Estados Unidos y he observado un efecto muy curioso en los precios de los productos con etiqueta “Made in México”: el precio en dólares es aproximadamente el mismo en dichas regiones, pero en México, estos productos han aumentado de precio y la explicación que he encontrado es la que he comentado en estas líneas, los precios de nuestros productos agrícolas están directamente correlacionadas con la paridad peso-dólar y con su demanda en el exterior, por lo cual afirmo: ¡México crece cada que es amenazado con la terminación del TLCAN! Y en caso de que se cumplieran, con muchísima más razón afirmaría tal frase.

El éxito en la diversificación de entrada de divisas al país no es únicamente por la paridad peso-dólar, ni tampoco porque México solamente ofrezca una mano de obra barata dentro del bloque económico de América del Norte, se debe a múltiples factores, entre los que destacan el haber enfocado nuestros esfuerzos a mejorar el nivel de calidad de nuestros productos, a cumplir con los niveles de certificación que como requisito indispensable exigen los mercados de exportación, a lograr aprovechar nuestros recursos y enfocarlos a la sostenibilidad.

Debemos seguir aprovechando favorablemente la coyuntura actual, ya que existen muchas áreas de oportunidad en el sector agrícola y agroindustrial. En un sector que presenta un gran potencial para seguir creciendo, hace falta generar valor en nuestra producción, seguir generando capacitación para los pequeños productores para lograr su adecuada inserción en las cadenas productivas de mayor rentabilidad, promover la innovación y el desarrollo de paquetes tecnológicos, vinculando las áreas de investigación de las universidades y de los centros de transferencia tecnológica de nuestro país, los cuales también cuentan con capital humano calificado que pueden generar mayores impulsos en el desarrollo.

A la fecha, podemos observar los resultados concretos y positivos en las cifras que se establecieron como objetivos específicos en el Plan nacional de desarrollo 2013-2018 y en el programa sectorial de desarrollo agropecuario, pesquero y alimentario de dicho período (D.O.F. 13/12/13), en las que se establecieron las estrategias de hacer un campo productivo, competitivo, incluyente, rentable y sustentable a través de pilares de cambio, promoviendo modelos de asociatividad, uso eficiente del agua, impulso a la innovación, desarrollo tecnológico aplicado y asistencia técnica con un nuevo extensionismo, promoviendo también la producción de alimentos sanos e inocuos, impulsando el desarrollo regional y proyectos estratégicos, cuyos resultados ya están generando alto impacto económico y social.

En el periodo de duración del TLCAN hemos podido aprovechar su impulso, si éste continúa seguiremos por el camino fijado desde su inicio, y en caso de enfrentar una terminación abrupta, tenemos todo el potencial, la inercia y la coyuntura para seguir teniendo un sector generador de divisas y de alto impacto para la economía nacional, con razones fundamentadas para seguir participando con optimismo dentro del sector productivo de nuestro país durante los próximos 20 años.

Artículo escrito por Yuri Gómez Ranney ([email protected]), quien es Consultor y productor agrícola, imparte cursos, talleres y conferencias en el sector agropecuario en México.