Acusación de dumping de tomate mexicano

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El futuro del tomate mexicano comenzó a forjarse después de la II Guerra Mundial, cuando unos inversores estadounidenses vieron a México como proveedor ideal de hortalizas frescas en invierno para Estados Unidos.

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Después de más de medio siglo de retos y conflictos y un tratado de libre comercio en vigor desde 1996, seguimos discutiendo el futuro de un mercado de 1.8 mil millones de dólares en valor de exportación de tomate que ha dado trabajo a 350,000 personas.

Productores de Florida y otros peticionarios representados por Florida Tomato Exchange exigieron el junio pasado la terminación de un acuerdo de suspensión con México que había traído cierta estabilidad al mercado desde hace 16 años.

No es la primera vez que los productores mexicanos son acusados de dumping, un concepto que ni siquiera tiene sentido cuando se aplica a productos agrícolas frescos.

La inundación del mercado con bienes ofertados a precio inferior al de venta en origen, o al costo de producción en destino — no aplica a perecederos.

En primer lugar, gran parte de los tomates de México se producen con vistas a la exportación — no existe un mercado nacional que absorba tal volumen de producción. El costo de producción y venta en el país de origen es irrelevante para el precio final, ya que éste es fijado por el mercado en el país de destino — es un asunto de oferta y demanda.

Por otra parte, el tomate se considera un bien no diferenciado o commodity, pero según productores de México, consumidores y otras partes implicadas, el tomate de exportación de México es muy superior al producido en Florida, y aquí yace la raíz del problema.

Los adversarios

Éste no es un conflicto entre países, sino entre productores de tomate de regiones diferentes, Florida y Sinaloa, que compiten por la misma ventana de mercado.

Los floridanos alegan que desde la firma del Acuerdo en 1996, México ha triplicado el valor de tomates exportados al país, por lo que sus términos ya no son válidos. Sus homólogos sinaloenses arguyen que los tomates de México son de calidad superior, ya que maduran en la planta, mientras que los de Florida son cosechados verdes y gaseados.

Lo cierto es que el mercado del tomate ha cambiado desde la firma del TLCAN — incremento en producción protegida en ambos países, reducción en superficie de producción en EUA, inflación e incremento en volumen y valor de importación de tomates de México son algunos de los cambios más dramáticos en esta industria.

Si a lo anterior unimos inviabilidad para producción protegida, técnicas de producción obsoletas y variedades inadecuadas para el mercado objetivo de Florida, no es difícil comprender por qué el estado líder en producción de tomate fresco en EUA, cuyas ventas han mermado al 50% en 16 años, aboga por el cambio.

Los aliados

Los más interesados en mantener el acuerdo son obviamente los productores de Sinaloa y otros estados que compiten por la misma ventana de mercado que Florida.

Otros grupos de apoyo son Sistema Producto Tomate, Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC), Consejo Agrícola de Baja California (CABC) y diversos organismos del Gobierno. Este colectivo, representado por la Comisión para la Investigación y Defensa de las Hortalizas de Sinaloa (CIDH) y el Comité de Defensa del Tomate Mexicano, trabaja para obtener una respuesta favorable por parte de las autoridades estadounidenses.

Sin embargo, no todos los aliados proceden de México — distribuidores, proveedores, cadenas de supermercados, restaurantes y otros miembros de la industria estadounidense apoyan la causa mexicana, por diferentes razones.

Así por ejemplo, Fresh Produce Association of the Americas afirma que el acuerdo ha favorecido al consumidor al permitirle acceso a un producto asequible y de calidad; Walmart predice que el conflicto sólo conduce a incertidumbre e inestabilidad del mercado; National Restaurant Association alega que la industria alimentaria y hostelera maneja más de un tercio de los tomates consumidos en EUA, gran parte de los cuales proceden de México; industrias y políticos de Arizona ven peligrar el lucrativo cruce de mercancías vía Nogales, y otros productores, agropecuarios o no, temen que México responda con medidas de represalia.

Sea como sea, al final todos pierden, ya que un esfuerzo que pudiera dirigirse a producir calidad a precios competitivos se desvía a manipular gobiernos y grupos de interés. Florida ha aprovechado su condición de estado-bisagra en año electoral para embarcarse en una lucha proteccionista en vez de mejorar su tecnología.

 

Sinaloa, sí ha invertido en tecnología, pero ha estado apostando a una carta durante demasiado tiempo, y quizá sea momento de cambiar un poco el juego — perseguir mercados adicionales, más allá del producto genérico, y de Estados Unidos. En cualquier caso, no veremos una solución definitiva hasta el 2013.

Lee aquí las últimas noticias sobre las negociaciones

Reho es la Editora del Grupo Horticultura de Meister Media Worldwide.